La sequedad, la picazón, el enrojecimiento o la inflamación son signos de que la barrera cutánea está dañada, ya sea por factores externos como el ambiente, internos como la alimentación o por diferentes condiciones de la piel como podría ser la psoriasis.
La piel deshidratada es una alteración de la capa superficial de la epidermis producida por falta de agua. Esta ausencia de hidratación altera la función de barrera de la piel y predispone a alteraciones cutáneas.

La psoriasis es una enfermedad autoinmune crónica que provoca la rápida acumulación de células de la piel. Esto puede provocar la aparición de parches de piel gruesa, roja y escamosa en el cuerpo. La psoriasis puede afectar cualquier parte del cuerpo, pero es más común en el cuero cabelludo, los codos, las rodillas y la espalda.

Existen tratamientos que pueden ayudar a controlar los síntomas. Mantener la piel hidratada ayuda a reducir la picazón y la inflamación y también puede ayudar a prevenir los brotes de psoriasis.
Para mejorar el aspecto general de la piel es indispensable la reparación de la misma a través de la humectación profunda, que contribuye a mejorar la piel con escamas y disminuir la picazón y la sensación de ardor.

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